En el ominoso Triángulo Dorado del narcotráfico, enclavado entre Sinaloa, Chihuahua y Durango, el PRI logró beneficiarse del activismo a punta de pistola que desplegaron las organizaciones delictivas, insólitamente unidas por una causa política. Militantes de la oposición relatan cómo los eficaces operadores levantaron la copiosa cosecha de sufragios priistas aun en localidades donde hace meses no vive nadie…
Por Patricia Dávila
“Voten por el PRI”, fue la consigna de los grupos de la delincuencia organizada en el Triángulo Dorado, área en que confluyen los estados de Chihuahua, Durango y Sinaloa, donde se produce alrededor del 80% de la mariguana y amapola del país.
En esa peligrosa zona se movilizaron a favor en el mismo sentido el cártel de Sinaloa, el de Juárez, la organización de los Beltrán Leyva y Los Zetas. Y el PRI ganó.
Para conseguirlo, los narcos inhibieron la libertad de votantes y partidos: en Chihuahua llegaron al extremo de encerrar en bodegas a cientos de indígenas rarámuris y advirtieron que prenderían fuego a las casas de quienes no votaran por los candidatos del PRI. En Durango amenazaron de muerte a representantes de otros partidos. En Sinaloa, hombres encapuchados y armados instalaron retenes en las carreteras. Decían: “Sólo los del PRI y los del IFE pasan, nadie más”.
Mario Vázquez Robles, presidente del Comité Directivo Estatal del PAN en Chihuahua, señala: “Pareciera que una alianza de facto entre los cárteles y el PRI se puso en marcha para llevarlo a la victoria”. Coinciden los sinaloenses Felipe Manzanares y Mercedes Murillo, él presidente del partido Movimiento Ciudadano en la entidad y ella candidata del mismo al Senado.
–¿Qué factores incidieron para la derrota del partido en el estado? –se le pregunta a Vázquez Robles.
–Factores internos como la selección de candidatos, que originó una problemática que no sanó, y factores externos relacionados con una intromisión del gobernador César Duarte, quien hizo una campaña frenética a favor de Enrique Peña Nieto. No reparó: hubo carro completo. Repartió programas, alimentos, tinacos, y compró votos a un costo de 500 a mil 500 pesos cada uno. Pagó a granel. Fue increíble, no sé de dónde salió tanto dinero.
“Intervinieron grupos de narcotraficantes a favor del PRI –describe el dirigente estatal panista–. Parecía que había una alianza de facto entre ellos: nuestros representantes generales, los de casilla e incluso nuestra militancia, estaban amenazados. Les dijeron: ‘Si gana el PAN o si votan por el PAN, arderán casas y su familia sufrirá’.
“Aunque me preocupa mucho, esta parte no la denunciamos porque la gente tiene miedo. Son municipios como Batopilas, Balleza, Nonoava, Gómez Farías, Ocampo, Guadalupe y Calvo, Guerrero… entre otros, donde parece que el Estado ha doblado las manos y está dispuesto a no gobernar, porque quienes mandan son los que tienen el poder económico a partir de actividades ilícitas y de lo que ha dejado la lucha por el control territorial”.
Vázquez Robles relata que los grupos armados amenazaron a los panistas mediante llamadas telefónicas, mientras que los representantes generales de casilla fueron perseguidos en autos hasta que los obligaron a regresar a sus viviendas, y ahí los vigilaban para evitar que salieran. Hasta les prohibieron realizar llamadas telefónicas.
Un día antes de la elección, en Delicias un grupo de hombres baleó el negocio de un operador del PAN y arrojó bombas molotov en su casa. Este ataque sí se denunció ante el Ministerio Público local.
En Balleza, lugar de nacimiento del gobernador priista César Duarte y colindante con los municipios duranguenses Ocampo y Guanaceví, dos días antes de la elección los sicarios también impusieron su ley:
“En camionetas recorrieron la sierra –narra Vázquez Robles– y bajaron a cientos de indígenas rarámuris, que fueron concentrados en las localidades de San Carlos, Pichique y Arroyo del Rebol, lugares en los que el IFE instaló casillas electorales. Los encerraron en bodegas vigiladas por hombres armados. Ellos, a bordo de cuatrimotos, patrullaron los pueblos haciéndose notar para amedrentar a la población. El domingo 1 los rarámuris, completamente alcoholizados, fueron enviados a votar por el PRI. Después, como pudieron, regresaron a sus localidades dispersas en la Sierra Tarahumara”.
Guadalupe y Calvo fue otro municipio estratégico para el PRI. Igual que Balleza, está bajo el dominio del cártel de Sinaloa. Colinda al suroeste con Badiraguato, tierra de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, y al oeste con Sinaloa de Leyva, ambos municipios sinaloenses; mientras que al sureste limita con Tepehuanes, al sur con Tamazula y al este con Guanaceví, los tres duranguenses.
El dirigente panista explica que “Guadalupe y Calvo es reconocido por el alto grado de incidencia que tienen los narcotraficantes. Aquí también hubo compra de votos y amenazaron con incendiar el pueblo. El IFE nos comunicó que no había condiciones de seguridad y que fue imposible ubicar algunos centros de votación”.
“PROMOTORES” DEL PRI
Lo mismo sucedía en la región media de la entidad: el día de las elecciones un abogado del PAN fue enviado al municipio de Guerrero para proporcionar asesoría jurídica e interponer denuncias porque había gente pagando votos con dinero en efectivo. A la entrada del pueblo un grupo de halcones lo interceptó y lo amenazaron para que no hiciera nada. El litigante se refugio en la cárcel hasta que consideró seguro trasladarse a la sede municipal de su partido, pero los sicarios lograron su objetivo: ya no operó.
–En el norte del estado, en Guadalupe Distrito Bravos y en Praexedis, zonas que el cártel de Sinaloa le disputó al de Juárez, ¿en qué condiciones se dio la votación?
–En todo el estado ganó el PRI. Sólo rescatamos el distrito 03 de Ciudad Juárez y estamos prácticamente empatados en el distrito 06 de Chihuahua capital; todos los demás fueron arrasados por el PRI.
–Llama la atención que la delincuencia organizada haya operado a favor del PRI.
–No sé si fue un acuerdo, o bien estos grupos se sienten más cómodos con el PRI y decidieron tomar partido. Esto lo observamos ligeramente en la elección estatal de 2010 y ahora lo vivimos de forma alarmante.
Los perredistas no corrieron con mejor suerte: sus representantes de casilla en Guadalupe y Calvo, Morelos, Urique, Moris, Batopilas, Uruachi, Madera y Ocampo, que colindan con Sonora, Durango y Sinaloa, tuvieron miedo de asistir a las casillas por la inseguridad generada por los cárteles, como admitió Bertha Luján Uranga, coordinadora estatal del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
En el estado de Durango, tras las elecciones de 2010, el entonces candidato a gobernador por la Coalición Durango Nos Une (PAN y PRD), José Rosas Aispuro Torres, acusó al exgobernador priista Ismael Hernández Deras de pactar con los narcos para que se movilizaran a favor de su partido (Proceso 1761).
Esta vez el PAN dejó de cubrir 15 secciones electorales en Guanaceví, Tamazula , San Bernardo, El Salto y Coneto de Comonfort. Los primeros cuatro colindan con Balleza, Morelos y Guadalupe y Calvo, de Chihuahua; y con Badiraguato, Sinaloa. Integran una región boscosa en la que desde hace generaciones se cultivan mariguana y amapola.
De Tamazula era Nacho Coronel, a quien llegó a considerársele el tercero en el mando del cártel de Sinaloa y era tío de Emma Coronel Aispuro, esposa de El Chapo Guzmán. A su muerte, en Zapopan, Jalisco, el 29 de julio de 2010, se le conocía como el Rey del Ice. La PGR clasifica esta zona como altamente productora de drogas sintéticas.
En Santiago Papasquiaro, otro municipio productor de enervantes, ninguna comunidad vivió un “clima propicio” para el proceso electoral, como alertó días antes a la prensa el presidente estatal del PAN, Víctor Castañeda.
Se corría el riesgo de morir si se cubrían las casillas de secciones como El Durazno, en Tamazula; San Jerónimo, Llano Grande de Milpillas, San Francisco de Lajas, Corralitos y La Peña en Pueblo Nuevo; San Francisco de los Canos, en Guanaceví; Matalotes, División del Norte, Charco Azul, Amador, San José del Tule y Ricardo Flores Magón en San Bernardo; y Zaragoza y Sapioriz, de Coneto de Comonfort.
De acuerdo con panistas consultados, en Pueblo Nuevo a uno de ellos los sicarios le apuntaron con un arma en la cabeza y le dijeron: “La próxima vez que te veamos aquí te va a llevar la chingada”. Desde el primer simulacro realizado por el IFE no fue posible instalar algunas casillas en la zona.
En la población de San Jerónimo, de este municipio, la votación para el PRI en la sección 1029 fue arrolladora: 253, contra 26 del PAN. En Corralitos, sección 1043, el PRI obtuvo 50 y el PAN 12. En la página web del IFE, las secciones 1061 de San Francisco de Lajas y 1042 de Milpillas aparecen con la celda de resultados en blanco. Lo mismo sucedió con las casillas de Guanaceví y la de Tamazula.
En el resto de las secciones electorales, grupos armados que recorrían constantemente las comunidades intimidaron por igual a militantes y electores. En Guanaceví los panistas de plano rechazaron ser representantes de casilla por temor. Desde las elecciones de 2010 se reportó que los grupos de la delincuencia organizada trabajaron a favor del PRI en esta zona.
EL VOTO DE LOS DESPLAZADOS
En Durango operan Los Zetas en alianza con los Beltrán Leyva y el cártel de Juárez. Le pelean al cártel de Sinaloa municipios como Tepehuanes, Santiago Papasquiaro, Gómez Palacio, Lerdo, Súchil, Mezquital, Pánuco de Coronado y Canatlán, que a pesar de esta disputa fueron ganados por el PRI.
El Triángulo Dorado es famoso por ser el territorio donde más se producen enervantes en el país y porque en su lado sinaloense nacieron precursores de las grandes organizaciones criminales, como Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca, Rafael Palma y Amado Carrillo Fuentes. Además, es la tierra de los líderes posteriores: Joaquín Guzmán Loera, Ismael Zambada y Juan José Esparragoza, de Sinaloa; Vicente Carrillo Fuentes, de Juárez, la familia Arellano Félix, de Tijuana; Osiel Cárdenas, del Golfo y los hermanos Arturo, Héctor y Alfredo Beltrán Leyva.
En Sinaloa, Mercedes Murillo, candidata al senado por la coalición Movimiento Progresista (PRD, PT y Movimiento Ciudadano), le dirigió al presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, un escrito fechado el 19 de junio pasado:
“Hay un problema grave debido a la violencia causada por organizaciones delictivas en comunidades ubicadas en la serranía de los municipios de Choix, Badiraguato y Sinaloa de Leyva. Los cárteles impiden a los representantes de casilla y representantes generales del Movimiento Progresista ingresar a estas poblaciones. Sujetos armados indican que ‘sólo gente del PRI y del IFE entran’”.
Murillo especificó esas localidades: en el municipio de Choix, fueron Tararán, Los Cedros, San Pantaleón, El Sauz de San Isidro, San José de los Llanos, Frijol, Yecorato, Bacayopa, Casa Viejas, El Pichol y La Sidra; de Sinaloa de Leyva son Chacupana, Potrero de Félix, Baromena, Los Quintero, Carrisalejo, Haciendita de Ceballos, San José de las Delicias y La Higuerita.
La candidata señaló asimismo 16 secciones electorales ubicadas en comunidades deshabitadas, ya que los habitantes fueron desplazados por organizaciones delictivas. La gente de ahí ya tiene tres meses de no entrar en sus hogares.
Son lugares ubicados en el municipio de Choix (Metatitos y La Chirimoya), Badiraguato (Cortijos de Guantenipa y Cortijos de los Olivas) y Sinaloa de Leyva (Potrero de Bernal, Ciénega de Parra, Las Tunas, Mesa de Zapotillo, El Pinito, Los Pilares, Los Laureles, La Manzana, Vinaterías y Alamillos).
El IFE tuvo que reubicar siete secciones electorales de Sinaloa de Leyva (Ocoragui, San José de los Hornos, Joya de los Martínez, Sierrita de Germán, Plan de Ocote, Zapote de los Torres y Melón de Zapote) a las localidades de Los Quintero y Potrero de Félix, justo adonde los grupos armados impedían el ingreso a gente que no fuera del PRI o del IFE.
Además, dos secciones electorales de Choix fueron cambiadas a la localidad de Yecorato, también despoblada por la amenaza de las bandas delictivas.
Hasta hace tres meses esta región eran controlada por el cártel de Sinaloa en aparente calma, pero entonces llegó gente de los Beltrán Leyva a disputarle el dominio.
La candidata Mercedes Murillo le solicitó al IFE que no se instalaran casillas en esas localidades porque eran vulnerables a “actos ilícitos de carácter electoral”, pero sobre todo porque corría peligro la vida e integridad de representantes de los partidos y los funcionarios de casilla.
Al rastrear en el sitio web del IFE algunas casillas reportadas por Mercedes Murillo, como la sección 1791, instalada en Casa Viejas, municipio de Choix, los resultados fueron: 85 votos para el PRI, 25 para el PAN y siete para el PRD.
En las comunidades deshabitadas de Badiraguato, la casilla 259 de Cortijos de Guatenipa, sección 618, reportó 46 votos para el PRI y ninguno para el resto de los partidos. La 64, de la sección 602 de Cortijo de los Olivos, aparece sin información.
La casilla 448, de la sección 3433, instalada en Las Tunas, municipio de Sinaloa de Leyva, tuvo 88 votos para el PAN y 78 para el PRI.
El diputado Felipe Manzanares, presidente del Movimiento Ciudadano en Sinaloa, señala que los habitantes salieron de sus viviendas y abandonaron todas sus pertenencias y documentos personales como actas de nacimiento y credenciales de elector. “Aun así –afirma– las casillas se instalaron y se reportaron votos sin que hubiera habitantes… No sabemos cómo sucedió.
“Días antes de la elección le pedimos al IFE que tomara cartas en el asunto. Ahora, coincidentemente, resulta que el distrito 01, donde se encuentran todas las localidades que denunciamos, lo gana el PRI. Aquí la tendencia de los resultados electorales coincidió con la amenaza de los grupos de la delincuencia organizada”.
–Apro